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Mostrando las entradas de abril, 2010

Modos ejemplares de ser fusilado (IV): Miguel Gila

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Otra forma ejemplar de ser fusilado –bastante menos heroica, pero mucho más provechosa- es sobrevivir. No voy a contar aquí la conocidísima historia del Coronel Aureliano Buendía, porque en ese caso los soldados del pelotón no llegaron a disparar, así que no vale. Veamos mejor un hecho verídico. Miguel Gila nació en Madrid, en 1919. A los 17 años lo sorprendió la guerra civil y –militante de las Juventudes Socialistas- se alistó en el Quinto Regimiento de Lister. Combatió en Sigüenza, Somosierra, Madrid, Guadalajara y el Ebro. En el diminuto pueblo de Valsequillo –Córdoba- fue tomado prisionero y sentenciado a muerte. Iban a ejecutarlo al mediodía, pero justo era el día del santo del pueblo y había fiesta, así que postergaron el fusilamiento para la tarde. Ustedes saben cómo son las fiestas populares en los pueblos de España. El hecho es que el pelotón recién estuvo listo y preparado cuando anochecía y todos sus miembros estaban borrachos. Había empezado a lloviznar. No sé si fue la os

Modos ejemplares de ser fusilado (III): El reo de Lugones

Se trata, en este caso, de un fusilamiento literario, aunque algunos dicen que la historia sucedió de verdad y lo cierto es que es tan extraordinaria que hasta podría ser verdadera. La cuenta Lugones en los “ Romances del Río Seco ”. En nuestras guerras civiles del siglo diecinueve, nadie se andaba con muchos remilgos a la hora de fusilar prisioneros enemigos y se usaba mucho cortar cabezas y airearlas en picas. Pero ese impulso homicida se desinflaba un poco cuando llegaba la hora de ajusticiar a los desertores de la tropa propia. La explicación es sencilla: en nuestras crueles provincias no abundaba la gente y era un verdadero desperdicio andar ultimando a quienes aun podían combatir. No digo que se les perdonara la vida, no; porque algún castigo debía haber (y sólo la pena capital es suficientemente amenazadora para hombres habituados a la batalla y al degüello), pero se habían inventado divertidas maneras de combinar el castigo y el perdón. La mejor, y la más habitual, era la "

Modos ejemplares de ser fusilado (II): Hatuey

No se trata en este caso estrictamente de un fusilamiento, porque –entre otras cosas- todavía no se habían inventado los fusiles. La historia sucedió en los primeros tiempos de la conquista de América, antes incluso de que Moctezuma y Atahualpa capitularan. Se sabe que los españoles comenzaron por las islas. La primera, Haití –que los conquistadores llamaron la Española-, estaba habitada por los taínos, que fueron rápidamente masacrados. Algunos lograron escapar a Cuba. Entre ellos, Hatuey, que enseguida se puso a organizar la resistencia. Como primera medida, aconsejaba deshacerse del oro. Según Bartolomé de las Casas, recorría la isla de Cuba con una canasta llena de objetos de oro pregonando: "Este es el Dios que los españoles adoran. Por estos pelean y matan; por estos es que nos persiguen y es por ello que tenemos que tirarlos al mar... Nos dicen que adoran a un Dios de paz e igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Ellos nos hablan de un alma inmorta

Modos ejemplares de ser fusilado: Felipe Ángeles

Las fotos lo muestran mexicano, militar y con bigote. Felipe Ángeles fue uno de los pocos oficiales profesionales del ejército de Porfirio Díaz que se plegó de inmediato a la revolución y no la abandonó hasta su muerte. Después del porfiriato, la revolución pasó a ser un estallido un tanto caótico en el que resultaba difícil distinguir a los buenos y a los malos (el único malo inconfundiblemente malo fue Huerta). Por eso, no es de extrañar que Villa y Zapata estuvieran en varias oportunidades enfrentados uno al otro. Ángeles se embarró bien embarrado en la política revolucionaria. Fiel a Francisco Madero, combatió a Zapata en Morelos, pero algunos años después consiguió el ingreso de Zapata a la Convención Nacional. A las órdenes de Venustiano Carranza, enfrentó a Villa en el norte, pero luego se pasó de bando y comandó la artillería villista en las batallas de Torreón y Zacatecas y encabezó la vanguardia que tomó Ciudad de México. Después volvió a enfrentarse a Villa. Había nacido en