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Mostrando las entradas de 2009

Genealogías

Como muchísimos argentinos de Buenos Aires, desciendo –por parte de padre- de italianos, lo que me incapacita por completo para la guerra e incluso para la valentía, pero a cambio me facilita el sabor elemental del agua y del vino. Dos de mis bisabuelos, apellidados Carlsson y Hedman , eran de la dura estirpe escandinava. Raza de guerreros y navegantes con un curioso destino melancólico: todas sus proezas fueron vanas. Los vikings inventaron la poesía épica antes que los franceses, saquearon Constantinopla antes que los turcos y descubrieron América antes que los españoles, pero todas esas hazañas carecieron de consecuencias y debieron ser hechas nuevamente después. También hay algo de sangre española en mi sangre, roja efusión de ese pedazo árabe del África adherido por un extraño albur a Europa, del que provienen la lengua castellana y la hermosa amistad de un hidalgo y su escudero. Las noches y los días de Israel me llegan –sospecho- de mi bisabuelo David, que –aunque profesaba la f

Italianadas

No van a pasar muchas horas antes de que mi amigo Ernesto me llame para cargarme. Ya he contado en otras oportunidades que mi amigo Ernesto padece el feo defecto de descender de alemanes, defecto que él intenta -en vano- disimular y que yo le recuerdo cada vez que tengo oportunidad. Ernesto suele defenderse recordando que mi apellido es irremediablemente italiano y que los italianos son famosos por aliarse al bando equivocado y rendirse en todas las guerras y que su única invención perdurable son la mafia y la camorra. Hoy leo en Clarín que las tropas italianas en Afganistán coimeaban a los talibanes para que no los ataquen y ya escucho las risas teutónicas de mi amigo. En mi defensa anticipada diré que -como todo el mundo sabe- Clarín miente y que la ascendencia se determina -ADN mitocondrial mediante- por la línea materna.

Otros razonamientos curiosos

Como mi hermana Mechi, el fraile Aldao -cura un poco excomulgado, mujeriego, borrachín, caudillo de montoneras y gobernador de Mendoza- razonaba en forma curiosa. Pensó Aldao: las doctrinas unitarias son evidentemente perversas y dañinas, sin embargo existen personas que las profesan. De ello pueden derivarse dos consecuencias: o esas personas son irremediablemente malas y desalmadas o tienen alteradas las facultades mentales. Como el fraile Aldao tenía buen corazón prefirió pensar lo último. Por eso dictó un decreto que los declaraba locos, dementes e insanos. Les prohibía testar, ser testigos en juicio y disponer de más de diez pesos sin conocimiento del jefe de policía. Sus detractores -especialmente Sarmiento en V ida de Aldao - usaron este decreto para demostrar hasta dónde podía llegar la barbarie federal. Sus defensores -José María Rosa, sobre todo- juzgan al decreto una genialidad: gracias a él en Mendoza no hubo tantos fusilamientos ni confiscaciones. Me tienen sin cuidado esa

Pero la puta que lo parió

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Se murió alorsa .

Abuso deductivo

-Dolores Solá y Acho Estol se están separando. Ella está triste porque él tuvo un hijo, que se llama Horacio, con una brasileña. Lo dice mi hermana Mechi mientras me ceba un mate. A ambos nos gusta la música de La Chicana , ese maravilloso grupo de tango conformado a partir de la voz de Dolores Solá y las canciones de Acho Estol, quienes hacen pareja en el escenario y en la cama. La revelación de Mechi me desconcierta. Supongo que no lo escuchó en "intrusos" o en algún programa así, porque esos programas prefieren más bien ocuparse de las bataclanas. -¿De dónde sacaste eso?- pregunto. -Es evidente- dice Mechi y se pone a enumerar los indicios precisos, graves y concordantes que la llevan a formular su peculiar -e intrascendente- conclusión. Trataré de referirlos aquí, aunque no podré emular la apasionada convicción de Mechi. 1) Dolores Solá tiene ahora un repertorio solista . Acho Estol sacó un disco sin la compañía de su compañera. Indicio evidente de divorcio. 2) El repert

Profesión de fe antiporteña

Clarin descubre asombrado que " el sentimiento antiporteño sigue vigente en el interior ". Chocolate por la noticia. El antiporteñismo de las provincias va a cumplir al menos dos siglos y se basa en razones fundadísimas. Hay razones viejas y nuevas, pero todas muy razonables. Como muestra fotográfica, basta ver el cuadro que publica hoy datosduros , mientras el intendente de la capital pretende que le dejen manejar la policía, pero que se siga financiando con recursos nacionales (que ya financian los subterráneos, los trenes suburbanos y miles y miles de etcéteras). Los medios de prensa "nacionales" (porteños) reproducen el fenómeno cuando destinan horas y horas a informar sobre el estado del tránsito en los accesos a la capital y a enumerar indignados la cantidad de baches que existen "a solo cuatro cuadras del obelisco". Pero cada tanto se vuelven buenitos y condescendientes para con "nuestros hermanos del interior" y hacen programas que muestr

La bomba

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Un seis de agosto como hoy, pero de mil nueve cuarenta y cinco, estalló la bomba que en un solo segundo mató a cien mil japoneses. Pocos años después -en 1953- la Unión Soviética hizo su primer ensayo nuclear y quedó inaugurada la guerra fría. La doctrina militar que animó esa guerra es bien conocida: la mutua destrucción asegurada. En realidad, es la doctrina militar norteamericana. De la doctrina militar soviética -si es que tenían una- nadie sabe (o cuenta) mucho. Lo que se sabe -ahora- es que el arsenal soviético era sensiblemente menor que el norteamericano y su disposición -contra la propaganda yanki que mostraba a los rusos como gente sin corazón- era más bien defensiva. La mutua destrucción asegurada nos parece ahora una obviedad. Lógico, decimos, usar armas nucleares implica inevitablemente una escalada que vuelve al planeta inhabitable. Ergo, nadie las utilizará. La mutua destrucción asegurada garantiza la paz nuclear. Pero en realidad no fue siempre tan obvio (y no lo es tam

Que Dios, Nuestro Señor, se apiade de su alma

Acabo de terminar de leer “ Timote ”, que me prestó mi amigo Ernesto porque yo no quise pagar los cuarenta pesos que dicen que vale (no es una cuestión de dinero, sino de principios). Se deja leer y es notoriamente superior a la edición dominical de clarín o a la revistita de multicanal, pero me revolvió un poco las tripas. Me la habían recomendado mucho y –luego de leer la contratapa, en la que se auguraba un apasionante diálogo religioso entre Aramburu y Abal Medina- tenía muchas expectativas que se vieron defraudadas una a una. La novela es crítica de montoneros –lo cual me parece bien- pero, para lograrlo, sobredimensiona la figura de Aramburu, a quien se presenta como el gran estadista de la patria, el único que aprende de sus errores y cambia, genial como el mismísimo Perón, pero mucho más íntegro. El malestar que eso produce en el honesto lector desprevenido no es sólo político, sino también literario. El recurso de invertir los roles, de convertir a los buenos en malos y viceve

La chica que me ayuda

quien no fue mujer, ni trabajador, piensa que el ayer fue un tiempo mejor María Elena Walsh – “Orquesta de Señoritas” Como a una sirvienta paraguaya -Te juro: antes de que se me vaya la empleada, prefiero que me abandone mi marido. Lo dice Paula, la mujer de mi amigo Ernesto. No me lo dice a mí, se lo dice a mi mujer, quien –para mi sorpresa y preocupación- asiente con la cabeza. Yo converso con Ernesto de política –porque es impropio de varones adultos e informados andar hablando de esas cosas-, pero escucho de costado porque me interesa. -A mí me alcanza con que venga a la mañana, porque Enrique puede estar a la tarde para cuidar a la nena. Yo sigo hablando de Cosas Muy Importantes; pero, al escuchar mi nombre, paro la oreja porque ahora el asunto afecta mis derechos personalísimos. -¿La necesitás sólo para que cuide a la nena? –se informa Paula. -Bueno, también quiero que me ayude con la casa. Mi casa no es una casa, sino más bien un departamento y bastante chico,

Teología peronista

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Días atrás se suscitó una interesante discusión teológica en la que participamos mi madre, mi hermano y un servidor. El tema rondaba alrededor del culto de los santos y de las vírgenes. Arrancó mi madre, quien -quizás por pudor- atribuyó la idea a otra persona. La expongo como la recuerdo: Conviene más pedirle a un santo (o a una virgen) poco popular, porque los que tienen más seguidores están más ocupados y tardan más en cumplir. -¡Disparate! -dije yo, que he desperdiciado mi juventud estudiando las leyes y la jurisprudencia- Los santos y las vírgenes tienen jurisdicciones definidas. Algunos, según el territorio (A Corrientes le toca la de Itatí; al norte de Buenos Aires, la de San Nicolás; la de Luján es nacional y constituye una especie de instancia de apelación de las vírgenes); otros, según la materia (para la garganta, Santa Cecilia; para la vista, Santa Lucía; para los exámenes, San José de Cupertino; para el miedo a los perros, San Roque). Por fin, terció mi hermano Juan Pablo

De nuevo mi amigo Ernesto y la sequía

Volvió mi amigo Ernesto de Bahía Blanca, ciudad inconveniente y naval, con nuevas y breves ideas sobre la sequía. Me dijo: ¿Cómo puede ser posible? ¿No era que "el campo" es el sector más dinámico de la economía? ¿No era que su desarrollo tecnológico supera por mucho a la industria, el comercio y los servicios? No, no era. Resulta que ahora nos enteramos de que dependen por entero de que el buen Dios haga llover. O sea que su sistema de producción no está mucho más adelantado que en el neolítico. ¿Por que no riegan por goteo , si son tan adelantados? Siempre lúcido y germánico, mi amigo Ernesto se ofuscó ligeramente con mi crítica a su origen alemán y me dijo que peor yo, que desciendo de italianos, pueblo especialista en rendirse en todas las guerras y célebre por sus sociedades delictivas. En realidad no lo dijo, pero estoy seguro de que lo pensó. Por lo menos inventaron el vermicelli .

Mi amigo Ernesto y la sequía

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Mi amigo Ernesto me mandó un mensaje de texto que textualmente dice " La sequía demuestra que Dios está con el gobierno. Que hagan los piquetes ahora. ¡Mueran los salvajes oligarcas!" Mi amigo Ernesto desciende de alemanes, un feo defecto que él se empeña en corregir abrazando las causas populares, pero que contamina su pensamiento con cierto calvinismo (la desgracia vista como una señal de la pérdida del favor divino) decididamente inconciente. La frase final, de neto corte federal-populista, es sencillamente deliciosa. Sin llegar tan lejos como mi amigo Ernesto, yo me pregunto: Si la lluvia es necesaria para el campo, que llueva en el campo; ¿para qué llueve en la ciudad?