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Mostrando las entradas de 2010

Modos ejemplares de ser fusilado (X): Carlos de Inglaterra

Aunque ustedes no lo crean, aun hoy, en pleno siglo veintiuno, hay un montón de países atrasados que todavía son gobernados por unos señores (o señoras) que acceden al poder mediante el involuntario trámite de nacer y cuyo rostro suele afear los billetes y las estampillas. Uno de ellos, Inglaterra, posee una larga tradición de reinas longevas y malhumoradas; sin embargo, supo conocer alguna vez –por breve tiempo- formas de organización política más modernas. Como suele suceder en estos casos, para lograrlo tuvo que decapitar a un rey. El hecho sucedió en el siglo diecisiete, cuando el Reino Unido no estaba tan unido y no se llamaba así tampoco. Carlos I reinaba en Inglaterra, en Escocia, en Gales, en Irlanda, en dos o tres islitas del Caribe y en una diminuta franja costera de América del Norte. Se dice que no aprendió a hablar ni a caminar hasta los tres años y que –al llegar a la edad adulta- medía apenas un metro con sesenta. Se dicen tantas cosas… Era una época extraña de fervor re

El Che Guevara, misionero.

Ya sé: me van a decir que el Che Guevara es universal, pero todos los hombres lo son. Todos los hombres son, también, universales de algún lado. La mayoría lo considera más que nada cubano, porque fue en Cuba donde hizo la mayor parte de sus muchas hazañas. El gobierno cubano ha alentado desde siempre esta interpretación y es allí donde descansan sus restos y donde se encuentran la mayoría de sus estatuas y mausoleos. Es común que los argentinos aceptemos pasiva e irreflexivamente esta posición. Se suele olvidar para ello que el Che renunció formalmente a la nacionalidad cubana un una famosa carta de despedida dirigida a Fidel. Algunos, más generosos, lo consideran un patriota latinoamericano (para lo cual minimizan -acaso con razón- sus incursiones en el África). Se trata de una verdad tan incontestable como su carácter de universal. Pero también todos los latinoamericanos somos de algún sitio en particular. Nadie, que yo sepa, lo considera boliviano; aunque no sé por qué es más lógic

El mate (chamamé)

El mate, de boca en boca, Como un secreto caliente, Va enumerando despacio La historia de nuestra gente. Indígena el corazón, Criolla luz que lo enciende, El mate es la patria en acto, El mate es blanco y celeste. El sudor del tarefero, Tiene el sabor de la vida: Amargo como la muerte, El dolor y la partida; Dulce como la mujer Aquella que no se olvida . Con la divisa de sangre Y con la tropa de Artigas Cabalgó la montonera Desde el fondo de los días. Una vez cruzó los Andes -El mate es un potro verde-, Ayer murió en las Malvinas Y allí vive eternamente. Sapukay del tarefero, Tiene el sabor de la vida: Amargo como la muerte, El dolor y la partida; Dulce como la mujer Aquella que no se olvida. El mate no tiene apuro Para enseñar lo que tiene: El sudor de nuestros hombres, El sabor de sus mujeres. Nos une y nos diferencia De los demás, que no entienden Que la vida es mate amargo Y el amor dulce lo vuelve. La sangre del tarefero, Tiene el sabor de la vida: Amargo como la muerte, El dolor

Modos ejemplares de ser fusilado (IX): Pedro Eugenio Aramburu

No los redime, no los disculpa, no los mejora; pero a veces también los malos saben morir. Pedro Eugenio Aramburu –nadie lo ignora- se alzó contra la democracia en nombre de la democracia. Invocando las libertades personales, mandó a torturar y a asesinar. Proscribió y persiguió al peronismo y prohibió incluso que se lo mencione, todo para mayor gloria de la libertad. Al ejercicio sistemático del crimen y la maldad, su régimen añadió una hipocresía inagotable. Con él se inauguró en la Argentina el terrorismo de estado. Con él se inició el proceso que convertiría al brazo armado de la patria en una abominable policía terrorista. Fueron sus infaustas decisiones las que empujaron a miles a la violencia política y las que –en definitiva- determinaron su muerte por el hierro como avisa la Escritura (Mateo 26,52). Una mañana nublada y ominosa, un grupo de jóvenes disfrazados lo capturó en su casa y lo llevó a una estancia perdida en la pampa. Nadie los conocía todavía, pero se harían famosos

Modos ejemplares de ser fusilado (VIII): El hombre de palabra

Se sabe: los mexicanos son hombres de palabra. La anécdota se publicó por primera vez en un diario de Paris en 1917. La relató como verdadera José García, jefe del ejército federal que sería más tarde –él también- fusilado en Querétaro. No sé si ustedes creerán en su veracidad, pero yo sí. Los hechos sucedieron después de una batalla importante –pongámosle Torreón, Zacatecas, alguna de ésas-; los nombres de los protagonistas se han perdido. Terminada la batalla, una partida villista capturó a un jefe constitucionalista y –como es natural en estos casos- se dispuso a fusilarlo. Cuando llevaron al reo ante el jefe vencedor, éste advirtió que se trataba de un viejo amigo y compadre. No podía dejarlo libre así porque sí, pero decidió de inmediato salvarle la vida. -Compadre –le dijo-, usté sabe que mis órdenes son estrictas. Lo tengo que afusilar. -No se preocupe -contestó el reo-, yo hubiese hecho lo mismo con usté. - Bueno, mire, ahorita mismo tengo la tropa cansada. Le concedo un día. V

Modos ejemplares de ser fusilado (VII): Mata Hari

“ Mi madre, gloriosa bayadera del templo de Kanda Swany, murió a los catorce años, el día de mi nacimiento. Los sacerdotes me adoptaron y me pusieron Mata-Hari, que quiere decir `pupila de la aurora ’.” Así se presentaba en los teatros, pero en realidad se llamaba Margaretha Geertruida Zelle y era holandesa. Comenzó su carrera de seductora muy temprano. A los 15 años había enamorado al director de su escuela hasta el ridículo. El hombre, a quien es lícito –y acaso inevitable- imaginarlo con panza y pelada, se arrastraba suplicando sus favores y recitaba en su honor los poemas más cursis que jamás se hayan escrito. Decía que le gustaban los militares, que prefería acostarse con cualquier cabo antes que con el dueño de un banco, pero en la práctica no hacía tantas distinciones. Se casó a los dieciocho con un coronel del ejército holandés veinte años mayor que había publicado un aviso clasificado buscando novia y que la llevó a vivir a Indonesia. El matrimonio duró poco. Un buen día llegó

Modos ejemplares de ser fusilado (VI): Santiago de Liniers

Hoy un fusilamiento bicentenario ejemplar, porque es lindo saber que nadie quiere fusilarte. Santiago de Liniers era francés por nacimiento y español por voluntad, pero todas sus lindezas las hizo en la tierra que luego se llamaría argentina. Como oficial de marina de la Real Armada había estado en estos pagos en épocas en que Cevallos macheteaba a los portugueses y reconquistaba la Colonia del Sacramento (en esas lides peló también un coronel de mi apellido), pero después volvió a España y participó en la toma de Menorca y en el sitio a Gibraltar. Volvió al Río de la Plata en 1788 y sólo abandonó la patria hecho –literalmente- cenizas. En 1803 lo nombraron gobernador de Misiones, pero en el seis ya estaba en la Ensenada de Barragán cuando llegaron los ingleses. La historia es conocida: junto a otros patriotas, Liniers fue protagonista indiscutido de la reconquista en el seis y de la defensa en el siete. Dos veces derrotó a los ingleses –nuestros eternos e inmutables enemigos- comandan

Las provincias festejan los doscientos años de la revolución de Buenos Aires

Todos festejamos los doscientos años de la revolución de Buenos Aires... menos los porteños. No entienden, definitivamente no entienden y se sienten invadidos. No entienden el festejo los contras como Pepe Eliaschev (perfil del domingo, lean la nota porque destila prteñismo gorila y exclusivista del duro); pero tampoco lo entienden los porteños progres (¡un periodista del página le preguntó a un gaucho si estaba disfrazado!) Como toda fiesta popular, la del Bicentenario es maravillosa por donde se la mire, hermosa de verdad, repleta de significados y contradicciones. Una de esas contradicciones deliciosas es ésta: la fiesta se hace en el obelisco, desborda todo el centro de la ciudad que desde hace doscientos años rige y dirige los destinos de la patria; pero los artistas que la animan son casi todos provincianos y el público es definitiva y masivamente conurbano (es decir, provincianos extrañados en Buenos Aires). Los porteños autonomistas -los de Alsina, los de Macri, los de Pino- s

Modos ejemplares de ser fusilado (V): Maximiliano

Éste es un fusilamiento ejemplar porque nos da un ejemplo de todo lo que no debe hacer un fusilando. Señor, señora: si está usted por ser fusilado, evite por todos los medios imitar a Maximiliano. Los franceses –no sé por qué- tienen buena prensa en ámbitos progresistas e incluso antiimperialistas. Lo cierto es que si tuvieron menos éxito en sus aventuras coloniales que españoles, portugueses, ingleses y norteamericanos, no fue por falta de voluntad sino por mera ineficacia. En 1861 Benito Juárez, el primer presidente indígena de América, declaró la suspensión de los pagos de la deuda externa, anticipándose por muchos años a la doctrina Drago y a la valiente decisión argentina de 2002. La respuesta francesa fue sencilla: la invasión de México y el derrocamiento del gobierno. Derrocado Juárez, había que buscar alguien que gobierne (y pague la deuda, claro) y ¿qué mejor que colocar en el trono de Moctezuma un emperador? Napoleón III encontró en Europa a un muchacho indolente y despreocup

Modos ejemplares de ser fusilado (IV): Miguel Gila

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Otra forma ejemplar de ser fusilado –bastante menos heroica, pero mucho más provechosa- es sobrevivir. No voy a contar aquí la conocidísima historia del Coronel Aureliano Buendía, porque en ese caso los soldados del pelotón no llegaron a disparar, así que no vale. Veamos mejor un hecho verídico. Miguel Gila nació en Madrid, en 1919. A los 17 años lo sorprendió la guerra civil y –militante de las Juventudes Socialistas- se alistó en el Quinto Regimiento de Lister. Combatió en Sigüenza, Somosierra, Madrid, Guadalajara y el Ebro. En el diminuto pueblo de Valsequillo –Córdoba- fue tomado prisionero y sentenciado a muerte. Iban a ejecutarlo al mediodía, pero justo era el día del santo del pueblo y había fiesta, así que postergaron el fusilamiento para la tarde. Ustedes saben cómo son las fiestas populares en los pueblos de España. El hecho es que el pelotón recién estuvo listo y preparado cuando anochecía y todos sus miembros estaban borrachos. Había empezado a lloviznar. No sé si fue la os

Modos ejemplares de ser fusilado (III): El reo de Lugones

Se trata, en este caso, de un fusilamiento literario, aunque algunos dicen que la historia sucedió de verdad y lo cierto es que es tan extraordinaria que hasta podría ser verdadera. La cuenta Lugones en los “ Romances del Río Seco ”. En nuestras guerras civiles del siglo diecinueve, nadie se andaba con muchos remilgos a la hora de fusilar prisioneros enemigos y se usaba mucho cortar cabezas y airearlas en picas. Pero ese impulso homicida se desinflaba un poco cuando llegaba la hora de ajusticiar a los desertores de la tropa propia. La explicación es sencilla: en nuestras crueles provincias no abundaba la gente y era un verdadero desperdicio andar ultimando a quienes aun podían combatir. No digo que se les perdonara la vida, no; porque algún castigo debía haber (y sólo la pena capital es suficientemente amenazadora para hombres habituados a la batalla y al degüello), pero se habían inventado divertidas maneras de combinar el castigo y el perdón. La mejor, y la más habitual, era la "

Modos ejemplares de ser fusilado (II): Hatuey

No se trata en este caso estrictamente de un fusilamiento, porque –entre otras cosas- todavía no se habían inventado los fusiles. La historia sucedió en los primeros tiempos de la conquista de América, antes incluso de que Moctezuma y Atahualpa capitularan. Se sabe que los españoles comenzaron por las islas. La primera, Haití –que los conquistadores llamaron la Española-, estaba habitada por los taínos, que fueron rápidamente masacrados. Algunos lograron escapar a Cuba. Entre ellos, Hatuey, que enseguida se puso a organizar la resistencia. Como primera medida, aconsejaba deshacerse del oro. Según Bartolomé de las Casas, recorría la isla de Cuba con una canasta llena de objetos de oro pregonando: "Este es el Dios que los españoles adoran. Por estos pelean y matan; por estos es que nos persiguen y es por ello que tenemos que tirarlos al mar... Nos dicen que adoran a un Dios de paz e igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Ellos nos hablan de un alma inmorta

Modos ejemplares de ser fusilado: Felipe Ángeles

Las fotos lo muestran mexicano, militar y con bigote. Felipe Ángeles fue uno de los pocos oficiales profesionales del ejército de Porfirio Díaz que se plegó de inmediato a la revolución y no la abandonó hasta su muerte. Después del porfiriato, la revolución pasó a ser un estallido un tanto caótico en el que resultaba difícil distinguir a los buenos y a los malos (el único malo inconfundiblemente malo fue Huerta). Por eso, no es de extrañar que Villa y Zapata estuvieran en varias oportunidades enfrentados uno al otro. Ángeles se embarró bien embarrado en la política revolucionaria. Fiel a Francisco Madero, combatió a Zapata en Morelos, pero algunos años después consiguió el ingreso de Zapata a la Convención Nacional. A las órdenes de Venustiano Carranza, enfrentó a Villa en el norte, pero luego se pasó de bando y comandó la artillería villista en las batallas de Torreón y Zacatecas y encabezó la vanguardia que tomó Ciudad de México. Después volvió a enfrentarse a Villa. Había nacido en

Día de Reyes

Hoy festejamos la llegada de los reyes magos, que es también una forma de festejar la navidad. Según el relato bíblico y la tradición repetida en miles de pesebres, los reyes llegaron el día del nacimiento de Jesús. ¿Por qué entonces recordamos su llegada doce días después de la navidad? ¿No era que Jesús, José y María se tuvieron que rajar rápido de Belén para evitar que Herodes los mate? Bueno, según dicen se trata de un arreglo de compromiso. Hubo una época en la que el obispo de Roma y el de Bizancio encontraban cualquier excusa para excomulgarse mutuamente y hacerse la guerra. Una de ellas era la fecha del nacimiento de Jesús. Los romanos la fechaban el 25 de diciembre y, de paso, la hacían coincidir con el día de la muerte del sol invictus. Los bizantinos, el 6 de enero (los ortodoxos rusos, que nunca entraron por el aro, la siguen festejando el 6 de enero). Hasta que llegaron por fin a un compromiso que supervive hasta hoy. Navidad, el 25 de diciembre; Reyes, el 6 de enero.